jueves, 8 de junio de 2023

Nociones sobre la circulación del conocimiento

Vivimos en un mundo global y, al hablar de la globalización del conocimiento, pensamos indudablemente en un concepto simétrico que tiene mucho que ver con la palabra universal. El conocimiento global es aquel que se conoce en todo el mundo y que es aceptado y conocido por todas las partes del globo. Sin embargo, es indudable que aún no se ha llegado a eliminar completamente el carácter euro-céntrico de este conocimiento ya que, durante varios siglos, el conocimiento verdadero es el que se daba en Europa y no en el resto del mundo y sin, ninguna duda, este conocimiento circuló hacía el resto de partes al erigirse el continente europeo como el actor principal de la ciencia moderna.

Cuando hablamos de la circulación del conocimiento (o del saber) es imposible no incidir en cuál es la razón de porqué se quiere conocer. Se quiere conocer para describir, medir, entender, transmitir, coleccionar o diseccionar el mundo natural. Al hablar de la circulación del conocimiento, hablamos de un movimiento de este, pero de un lugar a otro y no implica que ese conocimiento sea bidireccional en absoluto.

Por tanto, frente al concepto simétrico de la globalización del conocimiento, aparece el concepto asimétrico de la circulación del conocimiento. En el primer caso todas las culturas se ponen de acuerdo y transmiten sus saberes para llegar a un conocimiento común. En el segundo, se transmite y se mueve el conocimiento de un lugar a otro, pero sin eliminar las posibles implicaciones deshonestas a la hora de traspasar el conocimiento. En este caso el movimiento puede ser unidireccional, en donde una cultura impone a otra su forma de ver el mundo o intenta asimilar los elementos de la primera en semejanza a cómo ella ve la realidad.

Como ejemplo de esta última forma de entender la circulación del conocimiento, se observa el intercambio que se produjo a la hora de que se moviera el conocimiento en el siglo XVI entre los continentes europeo y americano. En este siglo se produjeron diversos viajes transoceánicos en donde una de las culturas intentó imponerse a la otra. Los que se creían conquistadores estudiaron por medio de diversos instrumentos la fauna y flora del continente americano e impusieron a este su forma de ver el mundo.

Los nuevos elementos de América fueron transmitidos a Europa en un formato euro-centrista, en donde se intentó por medio de la analogía y la semejanza enseñar los nuevos conceptos de animales o plantas en el viejo continente. Además, en América se impusieron múltiples instituciones políticas y eclesiásticas para dar al continente americano el conocimiento que los europeos creían que debían suministrar.

En este sentido, la circulación del conocimiento se produjo, pero se borraron muchos elementos presentes de la cultura americana que podrían haber ampliado el conocimiento europeo en ese entonces. Al intentar imponer su modo de ver el mundo, en vez de crear un punto de encuentro entre ambas culturas, se perdió una ingente cantidad de conocimiento científico que ahora se intenta recuperar tanto éxito como el que se hubiera obtenido al hacerlo desde el principio.

Debemos, por tanto, aprender de nuestros errores pasados e intentar que en vez de que se mueva el conocimiento de una forma asimétrica, se mueva bidireccionalmente. Solo así podremos llegar a la verdadera globalización del conocimiento y podremos avanzar todos a una en el intento de conocer los límites del mundo que nos rodea.

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