Según la RAE, la Inteligencia Artificial es una disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico.
Como matemática e informática, llevo estudiando la inteligencia artificial (IA) y los problemas que resuelve buscando patrones en los datos desde hace ya varios años.
Para mí, el objetivo principal de la IA debería ser convertirse en una herramienta útil para el ser humano, ayudando en la toma de decisiones y en la resolución de problemas que, por su ingente carga de información, son imposibles de analizar completamente sin esta ayuda informática.
Como otras disciplinas científicas, la Inteligencia Artificial tiene una base teórica que la sustenta, si bien es cierto que está bastante descontextualizada en el sentido de que se está llevando a la práctica lo que se estudió de manera teórica hace aproximadamente 20 años y que, en su momento, no podía realizarse con la informática de ese tiempo. Ahora que esa teoría se puede aplicar perfectamente, hace falta seguir investigando de manera teórica para que en unos años puedan llevarse a término de manera satisfactoria los resultados teóricos a los que se pueda llegar hoy.
Por último, como cualquier otra aplicación en las manos equivocadas, la IA obviamente presenta diversos riesgos. Si los modelos no se entrenan correctamente, se producen sesgos que no se corresponden con lo sucede en la realidad. Además, ya que muchos modelos de esta disciplina son cajas negras, hacer que también lo sean sus conjuntos de entrenamiento los convierte en una herramienta muy peligrosa, ya que lo que no se conoce, no se entiende y sin entender cómo funciona la Inteligencia Artificial, no se puede utilizar su más que obvio potencial correctamente.
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