A lo largo de la historia de la Tierra, se han producido cinco extinciones masivas en su biodiversidad causadas por distintos fenómenos naturales. Muchos científicos apuntan a que actualmente se está viviendo la sexta gran extinción y, al contrario de lo que ocurrió en las anteriores, el principal causante de la desaparición de especies sería la actividad realizada por el ser humano.
Se define extinción masiva como un breve período de tiempo geológico en el que se extingue un alto porcentaje de la biodiversidad o de distintas especies del planeta. Las cinco primeras extinciones fueron causadas por distintos fenómenos naturales y a continuación podemos leer sus principales características:
1. Extinción en el Ordovícico-Silúrico (hace 440 millones de años)
- Desaparición del 85% de especies
- Debida a la glaciación y posterior deshielo del planeta o a la explosión de una supernova.
- Duración: varios miles de años (glaciación y deshielo) o como mucho mil años (explosión de supernova)
2. Extinción en el Devónico tardío (hace 365 millones de años)
- Desaparición del 75% de especies
- Debido a los grandes cambios ambientales producidos como consecuencia del desarrollo de plantas vasculares.
- Duración: 25 millones de años
3. Extinción en el Pérmico-Triásico (hace 253 millones de años)
- Desaparición del 95% especies
- Debido a varias erupciones volcánicas que calentaron el planeta.
- Duración: un millón de años
4. Extinción en el Triásico-Jurásico (hace 201 millones de años)
- Desaparición del 80% de especies
- Combinación de varios periodos de extinción masiva debidos a la actividad volcánica, el cambio climático o el impacto de un meteorito.
- Duración: 18 millones de años
5. Extinción en el Cretácico-Paleógeno (hace 66 millones de años)
- Desaparición del 76% de especies
- Impacto de un gran meteorito contra la superficie de la Tierra.
- Duración: catastrófica en pocos miles de años o gradual durante 10 millones de años
A diferencia de los eventos anteriores, la sexta extinción masiva está siendo impulsada por el insostenible uso de la tierra, el agua y la energía por parte del ser humano, así como por el aumento de las temperaturas y el cambio climático propiciado por la ingente emisión de gases de infecto invernadero.
El cambio de los hábitats para la producción y el consumo de alimentos ha supuesto una reconversión del 40% de la tierra, el 90% de la deforestación total y el 70% del uso del agua dulce del planeta, alterando de manera crucial los hábitats y arrasando con las especies que viven en esos lugares.
La crisis climática, además, está ocasionando fenómenos ambientales no habituales como sequías más severas y tormentas más intensas y frecuentes. Estos fenómenos también influyen en los retos asociados con la producción de alimentos que estresan a las especies y genera condiciones que hacen que sus hábitats se vuelvan inhóspitos.
En otras palabras, existen relaciones delicadas entre el sistema alimentario, el cambio climático y la enorme biodiversidad. Relaciones que están ejerciendo una enorme presión sobre el planeta en el que vivimos. Además, la desaparición de ciertas especies produce un efecto en cadena de forma que otras especies relacionadas con las primeras también se ven afectadas por su desaparición. Por tanto, las disminuciones drásticas en las poblaciones de ciertas especies son un indicador claro de que el ecosistema en el que viven se está desmoronando y también una clara advertencia de un problema que se puede acabar dando en el resto de ecosistemas.
Una de las razones principales para pensar que estamos viviendo una sexta extinción es que se estima que la tasa de desaparición de especies es de entre 1.000 y 10.000 veces más alta que si se produjera una tasa de extinción natural, es decir, una extinción en donde el factor humano no estuviera presente.
Aunque las extinciones son una parte más del proceso evolutivo, las altas tasas de extinción y disminución de las poblaciones como las que se tienen actualmente son suficientes para amenazar funciones ecológicas importantes que sustentan la vida humana en la Tierra como un clima estable, patrones regionales predecibles de precipitaciones o tierras agrícolas productivas y pesquerías.
Es necesario que revirtamos el proceso lo antes posible
puesto que, en el mejor de los casos, se tardará décadas en devolver multitud
de los hábitats a su estado original. Y, si no lo hacemos, el planeta será cada
vez menos capaz de soportar las tensiones que la raza humana le está suponiendo en la actualidad.
Bibliografía
No hay comentarios:
Publicar un comentario