Si desglosamos por tipo de energía, vemos que más del 80% de la energía producida viene de los combustibles fósiles (30% petróleo, 28% carbón y 23% gas para el año 2022 según las estadísticas anuales de energía y clima mundial proporcionadas por Enerdata).
Por otro lado, es un hecho el que la era de los combustibles fósiles está llegando a su fin. No solo por la ingente cantidad de gases de efecto invernadero que se expulsan a la atmósfera al producir este tipo de energía, sino también porque estos recursos cada vez son más escasos y su extracción cada vez es más cara.
La Agencia Internacional de Energía ha predicho que el uso global de los combustibles fósiles alcanzará su punto máximo en 2025 y desde hace algunos años se están tomando medidas en las distintas Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para reducir su uso.
Sin embargo, los datos son los que son y, a día de hoy, solo el 20% de la producción de la energía viene de la biomasa o la electricidad (de la que solo el 30% es energía renovable).
Parece imposible, entonces, que podamos seguir consumiendo tanta energía como hasta ahora en los próximos años si no cambiamos completamente la forma en la que producimos esa energía.
En ese caso, tenemos dos opciones:
- O conseguimos desarrollar nuevas formas de producir energía que sean rentables a la par que contaminen menos
- O tendremos que cambiar nuestros hábitos de consumo.
Pero para el segundo caso tenemos que tener en cuenta también otras cuestiones: ni todos los países ni todas las personas consumimos energía de la misma manera.
Los países dedicados a la industria consumen más energía que los que no la tienen, al igual que las personas con más dinero o que viven en países más desarrollados suelen tener unos hábitos de consumo superiores a los que no.
No podemos exigir, por tanto, que se cambie el consumo de la energía de la misma forma para todos porque no todos consumimos energía igual. De hecho, en mi opinión, aunque consiguiéramos desarrollar mejores formas de producir energía, también deberíamos hacer responsables a los que en primera instancia más han consumido irresponsablemente.
Todos deberíamos ser conscientes de la energía que consumimos y deberíamos intentar reducirla de la mejor forma posible debido a la crisis energética en la que nos encontramos, pero pienso también que no es justo pedir a la mayoría de la población que cambie sus hábitos de consumo radicalmente cuando es una pequeña parte de esta la que consume tanto o más que el resto multiplicado varias veces.
Bibliografía
https://datos.enerdata.net/energia-total/produccion-energetica-mundial.html
https://www.bbc.com/mundo/articles/cevqlyygw0qo
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